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Los primeros locutores de Uruguay.

  • Foto del escritor: Bruno Bittencourt
    Bruno Bittencourt
  • 12 ago 2014
  • 2 Min. de lectura

El speaker y su circunstancia.

Siempre se le reconoció a Luis Víapiana, el indiscutible mérito de haber sido el primer speaker de la radiotelefonia nacional.

Cuando por el micrófono de la legendaria Radio Paradizábal recomendó a los fumadores la calidad de los cigarrillos Spinet, y a los sedientos el poder refrescante y el sabor de Trinaranjus, probablemente le haya costado suponer el tremendo futuro de la radio comercial, a la que quedaría vinculado largamente como personaje gravitante en la evolución de Difusoras del Uruguay, donde desempeñó tareas tan diversas como importantes.

Luis Viapiana.jpg

Ingresando a «La hora popular» de los hermanos Caporale Scelta, Víctor Solíño y Lalo Pellíciari en CX 14, cumplió allí la doble función de locutor y «canzonettista», sacando a relucir en famosas melodias populares italianas su afinada voz de tenorino, que empleaba con gusto e intención ajustada a cada letra. Su experiencia sirvió de mucho al Directorio coniunto de El Espectador y Sport, donde deió huellas imborrobles. Puestos a elegir una foto que simbolizara la gestión que el speakear viene cumpliendo desde las primeras horas de la radio, nos pareció que nada mejor que esta imagen optimista de Chichilo Viapíana; y asimismo queremos rendir homenaje a las locutoras, recordando el atractivo rostro de Anita del Barrio Ladós,

Luis Viapiana

que fue la primero mujer que adoptó esa profesión en apariciones alternadas entre CX

26 y CX 14 a poco de comenzar el año 1933.

Una suma incalculable de voces enriqueció a partir de entonces la locución comercial, que varios años después conoció la alternativa de los jingles publicitarios y, más adelante aún, la comodidad de los tandas grabadas que, en la mayoría de las emisoras, representan un altísimo porcentaie sobre la participación en directo del locutor de la casa. La incesante intervención de figuras estelares en la programación radial impuso ya en los cuarenta la presentación de las mismas a cargo de speakers capacitados para llegar más lejos en la profesión; asi surgió el animador, que en los estudios primeramente y en lastonoplateas después, dialogó con el artista, compartió con él un texto especialmente preparado por otro personaje importantísimo de la radio -el libretista- y en repetidos casos asumió responsabilidad de conducción en audiciones de notable impacto popular, como por eiemplo las de entretenimiento y las de certámenes del saber, como alguna vez se definió a las de preguntas y respuestas.

Anita_del_Barrio_Lodós.jpg

El libretista, justamente, merece bastante mas que una mención al pasar. «Raza» lamentablemente extinguida en nuestro dial, constituyó un pilar de prolijidad con que llegaban al oyente los diferentes programas, evitando las improvisaciones tantas veces suicidas y ordenando participaciones que, grandes o pequeñas, siempre tenían su importancia. Tanto en el radioteatro episódico o unitario, como en la diversidad de espacios reideros, en la charla intimista o en el enfoque pintoresco de la actualidad, en el esquema romántico o en la ilustración poética, en lo pincelada ciudadana dramática a graciosa, el libretista acercó su invalorable concurso para conectar a la radio con expectativas de interés perfectamente satisfechas.

Anita del Barrio Ladós

Extraido de:

De la Galena al Sátelite.

Crónica de 70 años de radio en el Uruguay 1922-1992

Raúl E. Barbero.

Ediciones de la pluma. 1995

 
 
 

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